Completando la sopa de letras
Escrito por bigchus - octubre 30, 2007 a las 09:10 pmResulta que hace algunos meses una insustancial discusión de tarde de domingo llevó a Abel a apostar que en una sopa de letras estaban todas las letras del abecedario. Cual fue su sorpresa al comprobar que faltaban la «U» y la «W». Abel, ni corto ni perezoso, escribió a Pastas Gallo, la marca del paquete con el cual estaba haciendo su rigurosa investigación, tratando de obtener respuesta sobre la ausencia de estas letras.
Y así comienza una de las muchas anecdotas de consumidores insatisfechos de las miles que hay por la red. Estamos acostumbrados a ver como en estos casos las compañías ningunean a los consumidores. Todos los días oímos hablar de casos en los que las empresas se aprovechan de nuestra incapacidad de defensa para vulnerar nuestros derechos.
Y no hace falta irnos muy lejos, ¿verdad? Yo mismo os podría contar que llevo más de cuatro meses pegándome con mi proveedor de internet, o las desventuras que he sufrido con las empresas de muebles estos días.
En estos casos lo normal es que el consumidor, aburrido, abandone su reclamación consciente de que lo de David contra Goliat fue un chispazo de suerte. Y sólo los más obstinados y persistentes consiguen hacer el ruido suficiente para que alguien por lo menos se digne a mirarlos:
En la mayoria de estas batallas consumidor-compañia hemos asistido a peleas con todo tipo de resultados, pero en la mayoría se cumple el mismo patron:
- Cuanto más grande es la compañía peor es el trato que dispensan al consumidor.
- Cuando la queja se hace pública en los medios, nomalmente se hace una mala gestión. Siempre hay algun portavoz que da una mala contestación o hace gala de malos modales.
- Sólo cuando la cosa hace mucho ruido y se sale de madre, es cuando alguien reacciona y rectifica.
- Y a veces, ni siquiera así se consigue.
- Por eso algunos usuarios se toman la justicia por su mano, que también es lícito.
El caso de Abel es un caso de victoria de un consumidor con una queja algo provocativa pero divertida y que ha sido fantásticamente bien gestionada por el departamento de comunicación de Pastas Gallo. Enhorabuena a Silvia y a Abel por habernos mostrado el camino.
En el blog Me faltan letras podéis seguir toda la correspondencia intercambiada entre Abel y la gente de pastas Gallo.
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